De Plaza de Toros a Parque Cultural de la Danza.
La escala de la ciudad.
Cuando visitamos Lircay, capital de la provincia de Angaraes, ubicada en el departamento de Huacavelica (Perú), quedamos impresionados con el entorno natural, el cielo y la ciudad ubicada entre los cerros, entre ellos, el Tambraico, considerado por sus ciudadanos como un poderoso Apu. Lircay se encuentra dividido por dos ríos que recorren el distrito de forma paralela: el Opamayo y el Sicra, los cuales, en temporadas de gran caudal, llenan la ciudad del sonido del agua y las piedras, que todavía son más fuertes que el sonido de la urbanización. El estilo de vida en Lircay trasciende entre las largas caminatas, el día a día del trabajo y un existir en comunidad, se trata de una zona en la que muchos terrenos y campos son de procedencia comunal. A pesar de ello, en la zona ya privatizada, se observan algunos parques con rejas, como en Lima, la capital del país.
Escenarios que cambian. Arquitecturas que se adaptan.
Se nos había solicitado techar un ruedo de toros. Indagando con los anfitriones, nos contaron que en realidad el ruedo ya no se usaba como tal, sino que se utilizaba en las festividades del distrito, como en el concurrido Carnaval en febrero y en la Fiesta Patronal en julio, y que la forma de uso era muy distinta a la antigua tradición del Yawar Fiesta. Si bien, Perú adoptó la tradición española de las corridas de toros, que se realizan en los ruedos de ciudades y distritos del interior, muchas veces se han utilizado de diferente manera y cada vez es menor su uso con toros. Por ejemplo, en la Plaza de Toros de Lircay se invitan toros, se les recibe en un corral, entran al ruedo y luego salen como llegaron, intactos, sin daño alguno. La tradición actual consiste en jugar a escapar del toro entre risas, bailes y, a veces, acrobacias. Este juego es acompañado por los ciudadanos, algunos en el ruedo, otros mirando desde las tribunas, que actualmente no tienen cobertura, y desde las partes cercanas del cerro sobre el cual está construido. Pronto, se espera, se prohibirán las corridas de toros en todo el territorio nacional, lo cual permitirá la renovación y modernización arquitectónica de estas edificaciones, en beneficio de la población y la cultura.
La vitalidad de la danza y la ecología social.
La propuesta planteada es el tercer apoyo del trípode: ecología medioambiental, ecología social y ecología mental, de la propuesta ecosófica de Felix Guattari, la cual sostiene que para salir de la crisis medioambiental es crucial atender la mente y las relaciones sociales. Qué mejor forma que generando espacios de baile y esparcimiento para los ciudadanos.
Reutilización y resignificación
La reutilización de lo ya edificado tiene doble estrategia. Primero, es el ahorro de recursos con el “reciclaje” de lo construido; y segundo, la recuperación de la memoria colectiva: la re-significación de la plaza y la integración de sus artes (las comparsas, la música y la expresión del folclore).
Desprivatizar el espacio: abrir el proyecto a la ciudad.
Al contar ya con el típico trazado en circunferencia de una plaza de toros en la gradería existente, se dispuso la misma forma para la cobertura, adicionando techos abovedados. Se trazaron dos circunferencias más, dispuestas como espacio público: la plaza folclórica, que cuenta con aulas de danza, servicios higiénicos y oficinas, y el anfiteatro, que tiene una gradería para eventos espontáneos. La intención es de desprivatizar el espacio y brindar lugares de encuentro y celebración para los ciudadanos.
Materiales
La elección de los materiales para la arquitectura tiene que ver con el entorno y el sistema constructivo. Una de las intenciones del proyecto es hacerse parte del lugar y también servir de referente para los ciudadanos. Es por eso que el proyecto ha sido ideado con ladrillos, un material versátil, de bajo costo y muy usado en la zona. El carácter modular del ladrillo permite que se acomode a las plantas circulares, a los techos abovedados y a los arcos. El ladrillo le da permeabilidad al proyecto al poderse colocar de modo libre, dejando orificios si se requieren. Para los cerramientos se ha optado por carpintería de madera, la cual, para acomodarse a las curvas de las bóvedas, se ha dispuesto de forma radial. Ambos materiales dotan al proyecto de espacios cálidos, amables y le dan identidad. Los pisos han sido pensados de piedra, cemento y granalla hecha con piedra de la zona.
Reutilización y afianzamiento
Muchos edificios coloniales fueron construídos sobre edificaciones pre-hispánicas como estrategia para afianzar la conquista. El ruedo de toros es una edificación posterior que alberga una tradición española, luego peruanizada con el Yawar Fiesta, hoy en día, casi no practicada, en donde se colocaba un cóndor en el lomo del toro como símbolo de liberación. Posicionar el Parque Cultural de la Danza sobre el ruedo es también un gesto de afianzamiento de las festividades peruanas, que llevan con ellas un impulso de vida, expresión y encuentro.
La memoria como estrategia
Las festividades no se reducen al ruedo de toros o a un solo espacio, sino a lo que este espacio contiene. La intención de la arquitectura propuesta es la re-significación de la plaza de toros; y se sustenta en entender la memoria de las personas. La pretensión del proyecto es valorar y contener esa memoria. Tiene como expectativa dotar al espacio de otro carácter, no se trata ya de los toros, sino de integrar la tradición que alberga sus artes: las comparsas, la música y la expresión del folclore.
Autores: Isabel Loredo y Juan José Quiun
Colaboradores: Francis Torres y Yasmin Jasahui
Espero se llegue a realizar el proyecto, me encanta